sábado, 16 de abril de 2016

Hace tiempo que decidió no leer ni hacer otra cosa que estar.


Desde su cocina, con la taza de café con leche en la mano, disfruta de la vista de la ventana del salón, del sabor del líquido de la taza, del momento del desayuno.
Hace tiempo que decidió no leer ni hacer otra cosa que estar. En la textura de los alimentos, en el sabor, en la consciencia de que alimenta su cuerpo, su mente y su ser. Estar en el desayuno.

Hoy, sin embargo, ha hecho una excepción y ha leído una historia de una niña de 14 años boliviana, y antes de tomar la taza entre sus manos y mirar al cielo, a la nada, al todo, ha pensado en el mundo, en qué raro funciona. En cómo algunas personas lo tienen todo, a otras no les falta de nada y a otras les falta de todo, sin ser ninguno de los casos indicativo de poseer más o menos felicidad. En cómo y sin razón aparente, algunas personas son conscientes de su camino y tienen tan claro lo que en él tienen q hacer y en cómo otras no saben dónde están ni hacia donde van. En cómo este mundo es una mezcla de todo grado de consciencia conviviendo unos juntos a otros, en cómo los hilos de nuestras vidas se cruzan y entrecruzan para darnos pequeños mensajes que nos despiertan, como si de una coreografía se tratara…En cómo la vida sigue, es y sigue su camino a pesar de todo lo anterior. 

Y así decide disfrutar de su tiempo de desayuno consciente y meditativo, autoimpuesto y de escribir aquello que la vida despertó en su alma con el primer sorbo de vida del día.

1 comentario:

  1. Hola, nos conocimos en las jornadas "coach para todas y todos" en Montequinto el 10 de Septiembre.
    Me ha encantado este post. Me inspira a decir que la felicidad no depende del tener sino de la aceptación. El aceptar lo que se tiene, nada, poco o mucho, para poder, simplemente, ser.
    Gracias por la inspiración.

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